martes, 31 de agosto de 2010

Paren al mundo que me quiero bajar

Alguna vez te sentiste asi? Nos pasa a todos. Hoy me toca a mi. La tan famosa perdida del equilibrio. Tan famosa porque a mi me ocurre seguido.

Me quiero bajar. Quiero detenerme y mirar desde afuera. Como si mi vida fuera un cuadro colgado en un museo y yo fuera un turista que, relajadamente, observa la pintura y analiza o simplemente disfruta del arte.

Como hace uno para liberarse de las ataduras autoimpuestas?
Para detener la maquina productora de pensamientos innecesarios?
Para liberarse de los prejuicios y disfrutarde la escencia?
Para sacar una hoja en blanco y empezar de nuevo?
Para volver a enamorarse?
Para concentrarse en lo relevante? Que es lo relevante, si todo es relativo?

Hay una puerta que se abre pero no quiero ver que hay del otro lado. No quiero abrir. No quiero ver.

martes, 24 de agosto de 2010

A los tomatazos!

El domingo publiqué una nota en The Burlington Free Press que cubrí justo el día que mi vieja llegó de visita a Vermont. La nota se trata de la presentación de una chef local, Courtney Contos, sobre ideas y recetas para usar los muchos tomates y zucchinis que en esta época del año sobran en las huertas de Vermont.


Como tengo una huertita junto con mi cuñada y otra amiga en tierras donadas por un buen hombre de la comunidad, la idea me enganchó en seguida. Y ni les cuento cuando tuve que probar las recetas que la cocinerita preparó para los asistentes a su presentación. Hum... ríquisimas, re originales y fáciles. Las galletitas con chips de chocolate y zucchini rallado por ejemplo, no se podían creer!

Acá les dejo las recetas, algunas fotos y el link a la nota. Perdón que no traduje las recetas pero creo que son super fáciles de entender. Si alguien se anima a prepararlas, ahí me avisa.

Divino el delantal de cocina!

Las galletitas de chips de chocolate y zucchini rallado, exquisitas!

Puré de tomate casero, dulce e intenso

Alguien estaba concentradísimo...

Organic Tomato Paste - makes about 1 cup


INGREDIENTS

6 pounds organic tomatos

1/4 cup extra virgin olive oil, plus 2 tablespoons

sea salt to taste


DIRECTIONS

1. Preheat oven to 300 degrees. Chop the tomatoes, add the 1/4 cup olive oil, and place over high heat in a 12-inch skillet. Season lightly with sea salt and bring to a boil. Cook, stirring, until very soft, about 15 minutes.

2. Pass tomatoes through the finest plate of a food mill, leaving seeds and skins behind. Rub a rimmed 13-by-18 baking sheet with 2 tablespoons olive oil and spread tomato puree evenly over sheet. Bake, turning the puree over on itself occasionally with a spatula, until most of the water evaporates and the surface darkens, about 3 hours.

3. Reduce heat to 250 degrees and cook until thick and brick-colored, about 20–25 minutes. Store sealed in an airtight container in the refrigerator for up to one month, or freeze for up to six months.


Panzanella Salad - serves 4-6


INGREDIENTS

2 pounds ripe, juicy tomatoes, large dice

1/4 cup minced red onion

2 cloves pressed garlic

1/2 cup extra virgin olive oil

3-4 tablespoons fresh lemon juice

1/4 cup chopped fresh basil leaves

2 tablespoons chopped fresh mint (optional)

2 cups arugula (optional)

Sea salt and freshly ground black pepper to taste

Parmesan croutons

Parmesan, for shaving


DIRECTIONS

In a bowl, combine all the ingredients, leaving croutons for the end. Serve by itself, or divide two cups arugula among plates and top each serving with an equal amount of tomato mixture. Using a vegetable peeler, shave some Parmesan cheese on top.


Zucchini Chocolate Chip Cookies - original recipe from Barbara Kingsolver - makes about two dozen


INGREDIENTS


1 egg, beaten

1/2 cup butter, softened

1/2 cup brown sugar

1/3 cup honey

1 tablespoon vanilla extract

2 cups whole wheat pastry flour

1/2 teaspoon baking soda

1/4 teaspoon salt

1/4 teaspoon cinnamon

1/4 teaspoon nutmeg

1 cup finely shredded zucchini

10 ounces chocolate chips


DIRECTIONS:

1. Combine first five ingredients in one large mixing bowl. In a separate, small bowl, combine next five ingredients, then blend into the liquid ingredients in the first bowl. Stir in the zucchini and chocolate chips.

2. Drop spoonfuls onto a greased baking sheet, flatten with the back of a spoon and bake at 350 degrees for 12-15 minutes.

lunes, 9 de agosto de 2010

Padre Nuestro, que estás en el cielo

Hace un mes murió mi viejo. Al día siguiente, le escribí esta carta a mis hijos:



Queridos hijos,
Ayer nos dejó el abuelo Fernando, mi papá. Tenía 66 años y estaba enfermo de cáncer. Paradójicamente, ayer fue también mi cumpleaños. Cumplí 36.

Papá tuvo cáncer de cólon, se lo diagnosticaron hace menos de un año y lo operaron en Diciembre para sacarle el tumor, pero encontraron otros órganos comprometidos y dijeron que no le quedaba mucho tiempo de vida.

Fuimos en Diciembre los tres a visitarlo a Argentina. Estuvimos allá desde mediados de Diciembre hasta mediados de Enero. Lo visitamos mucho. Nico, vos especialmente me acompañaste varias veces a su casa en Merlo, como a una hora y cuarto en auto desde Manzanares, donde vive la abuela.

Pero mi viejo sufrió mucho más que esta enfermedad perra a lo largo de su vida. El abuelo sufría de un desequilibrio químico en el cerebro, le faltaba litio, y eso le provocaba depresiones y euforias pronunciadas que se producían en ciclos frecuentes y recurrentes. Su enfermedad se conoce con el nombre de trastorno bipolar o depresión maníaca.

Este fue el gran problema de su vida y por un tiempo lo fue de la mía vida también. De la mía, la de mi madre, mis hermanos, mi tía, mi abuela y todas las personas que se relacionaron de cerca y lo amaron. Por su enfermedad, el abuelo no pudo mantener muchas relaciones estables a lo largo de su vida e hizo cosas que tal vez no hubiera hecho de haber tenido salud mental. Nunca logró tener una vida tranquila, o tal vez si al final, pero en su juventud siempre estuvo exaltado y perdido entre los vaivenes de la euforia y la depresión. Y ni él ni ninguno de los que lo conocimos y lo tuvimos cerca supimos de su enfermedad por muchos, muchos años. Yo me enteré a los 17 años, si mal no recuerdo, y definitivamente no estaba preparada para hacer mucho al respecto. Estaba más bien abocada a definirme, formarme y encontrarme a mi misma en un mundo que no me había ofrecido un papá para crecer a su lado y yo nunca había sabido bien porque.

Cuando mis hermanos y yo fuimos grandes para entender, ya era un poco tarde para generar ese vínculo que otros padres e hijos generan en la temprana infancia. Por supuesto que para cada uno esta historia fue y es distinta, ya que cada uno lo vio desde su propio universo. Y mis experiencias no definen necesariamente la de vuestros tíos. Personalemente, cuando yo empecé a descubrir verdades, al principio no me importó mucho. "Qué culpa tenía yo de su enfermedad?", pensé. Luego me importó lo suficiente para ayudarlo y hacerme cargo de lo que podía. "Después de todo es mi viejo", pensé. Con los años y la madurez, lo fui comprendiendo cada vez más y juzgándolo cada vez menos. El tiempo me hizo entender que todos tenemos nuestras limitaciones y que cada uno vive la vida de la mejor manera posible con ellas. Hacia el final, cuando ya su muerte estaba anunciada, fue cuando me pude acercar más a él y cuando sentí por primera vez en mi vida que yo también tenía un papá como cualquier otra persona. "Te quiero mucho papi," pude decir.

Ojalá Nico guardes para siempre el recuerdo de él, ya que vos fuiste su primer y único nieto varón. El abuelo te miraba con una cara muy tierna, tratando de extender su silenciosa sabiduría y apoyarla en tus hombros para que cargues el legado de su apellido con el honor de un titán, del titán que él trató de ser- y fue. Cuando sus operaciones y sus últimos meses, nunca le escuché una queja de dolor y hasta el último día que pudo hablar preguntó por vos y por Lucía para asegurarse de que estuvieran bien. Nuestras conversaciones eran sobre uds. exclusivamente, como si fueran lo único que importaba en su vida. Se que le importaban sus otros hijos y nietas también, pero en nuestras conversaciones, nosotros éramos su mundo.

Y desde Diciembre que no mejoraba pero tampoco empeoraba, estaba como en una planicie, con algunas infecciones y malestares, pero ahi, como ilusionándonos con un milagro. Y de pronto, hace dos semanas se cayó de la cama durante la noche, dándose vuelta. Fue justo antes del partido de Argentina contra México, en octavos de final del mundial Sufádrica 2010. Y ahí fue en picada. No repuntó.

Dios le regaló un ángel en sus últimos años: Susana Pino. Ella lo acompañó, asistió, limpió, curó y amó como un verdadero ser alado. Me avisaron que entró en una etapa final el viernes, y por un momento pensé que podía pasar lo peor en el día de mi cumple. Y así fue. Pero en realidad, no fue lo peor.

Fue lo mejor, para celebrar mi cumple. Fue el irse a la paz, fue el dejar de sufrir, fue el rencontrarse con sus padres, fue el terminar una existencia tortuosa, todo en el mismo día en que hace 36 años yo llegaba a este mundo. Y el mismo día que su padre, mi abuelo, también cumplía años. Dudan que esto es un ciclo, un círculo, un ir y venir? No duden. Si algo aprendo de la muerte de mi viejo es que estos signos nos ayudan a entender el simple misterio de la vida: que nacemos y morimos de la misma manera, en un instante del infinito y fuimos y seremos parte de esa eternidad.

Hasta pronto abuelo, hasta pronto papá.