martes, 23 de febrero de 2010

Es un signo

Se me acaba de romper el primer plato playo del juego de platos diarios que nos compramos en el 2001 cuando nos casamos.

Es la primera vez en casi 9 años que se me rompe un plato grande.

"Es un signo," dijo mi marido frente a los pedazos de cerámica desparramados en la cocina. "Es un signo de que es hora de cambiar."

Y tengo el mismo presentimiento. Se avecina un cambio.

domingo, 21 de febrero de 2010

La moda pasó de moda?

Aunque mi placard está mucho más vacío de lo que solía estar cuando vivía en Buenos Aires y era soltera, todavía me encuentro muchas veces frente a mi aburrido guardarropa haciéndome la pregunta del millón: Qué me pongo?

No me amargo mucho cuando no encuentro la respuesta. En mi caso, todos los caminos conducen a Roma: un par de jeans, una remera y un buzo - o polar - encima. Cuando es verano, obviamente, descarto el abrigo y cambio jean por short.

Para mi es fácil porque vivo en un lugar donde no existe el que dirán y donde nadie mira lo que tenés puesto (y los que miran lo hacen con mucho disimulo). Además, soy poco consumista en general, siendo la ropa lo que menos me atrae a la hora de comprar y para rematar, lei y vi documentales sobre como las grandes marcas de ropa (Banana, Gap, Abercrombie, Liz Taylor, etc.) se abusan de las costureras en los países pobres y las obligan a trabajar sin descanso durante eternas jornadas, sin beneficio alguno y por sueldos chistosos.

En cambio, si vivís y trabajás en un núcleo donde la éstetica es la vara del juez, disfrutás de salir de compras y no escuchaste de esos abusos contra las mujeres de la industria textil, la respuesta a la pregunta inicial puede ser más compleja.

Compleja o simple, la respuesta frente al que me pongo parece que está cambiando y me encanta lo que leí al respecto. De acuerdo con Mariángeles López Salón, quien publicó una nota en La Nación hoy titulada justamente "Qué me pongo?", lo que se pone la gente, lo que se pone de moda, refleja los conceptos sociales actuales. Y esos conceptos están cambiando drásticamente.

"Los gustos de los consumidores de moda argentinos de hoy comiencen a reflejar las demandas sociales de esta época.

Originalidad, comercio justo y desarrollo sustentable son algunos de los conceptos que se escuchan cada vez más fuerte en la industria de la moda local. De dónde viene la ropa, quién la fabricó y en qué condiciones, son preguntas que el nuevo consumidor argentino se está formulando y que los diseñadores y las marcas se preocupan por responder," escribe López Salón.

Pero, que son la originalidad, el comercio justo y el desarrollo sustentable?


Originalidad: basta de salir a la calle y parecer fotocopiados, que cada uno sea libre de ponerse lo que quiera y que cada prenda sea única, hecha a mano, diseñada, pensada.

Comercio justo: basta de gangas por dos pesos, muerte a los sales de Old Navy y que la ropa refleje el precio que cuesta confeccionarla, incluyendo un sueldo justo para quien se sienta a coser y quien se pasa horas en una tienda vendiendo.

Desarrollo sustentable: basta de plásticos y nylons en la ropa y del cosumo a lo pavote, basta de comprarte una pilchita cada mes y de usar materias primas que no se pueden reciclar. Fibras orgánicas, materiales que se puedan reintegrar a la tierra al finalizar su vida útil y consumir menos y responsablemente.

Si lees la nota, te vas a enterar de más cosas, como lo que están haciendo algunas marcas para satisfacer estas nuevas tendencias y algunas organizaciones sin fines de lucro dedicadas a trabajar y apoyar una justa industria textil (en Argentina!).

Yo no coincido necesariamente con todo lo que la autora escribió. De hecho, ella termina su nota afirmando que la moda pasó de moda. Yo no lo creo. La moda ahora refleja la conciencia ecológica y la justicia social, pero no deja de ser moda.

En cuanto te compres tu primer remera de algodón orgánico, hagas trapos con ese buzo de Gap que te costó una ganga, te pongas los aros hechos con semillas que te compraste en la feria de artesanos, y visites el norte Argentino en busca de un sueter hecho a mano, vos también vas a estar respondiendo al último grito de la moda verde.

Después de todo, a quién no le gusta estar a la moda?

Yo creí que a mi no, pero entre nos, a mi también.

Si querés leer la nota de La Nación, seguí este enlance.

lunes, 15 de febrero de 2010

Los cantores

Ayer fue uno esos domingo típicos de inviernos. Nublado, frío, lento, todo el día en pijamas. No salimos a ningún lado por congestiones y toses varias.

Como a las 4 de la tarde, sentimos que alguien toca la puerta.
Quién puede ser?
Un domingo y sin previo aviso?

Mi hijo mayor corrió hacia la puerta a mirar y me gritó:

"Mamá, los cantores."

Hay pobre niño, pensé. La congestión le subió al cerebro y se volvió loco. Qué cantores van a ser, por favor? Y me acerqué a la puerta para ver quién era.

Para mi asombro, efectivamente, eran los cantores, o eso parecían.

Cuatro monigotes, cincuentones, vestidos iguales de pantalon negro, camisa blanca y saco y moño rojo. Con sonrisa de oreja a oreja y los ojos bien abiertos, parecían decirme: "Sacá la cara de boba y abrinos que está fresco."

Abrí y los miré incredúla como respondiendo: "Se equivocaron de party, señores". Pero no hizo falta. Uno de ellos se adelantó y me dijo:

- "Traemos un Valentín para Mariana. Es ud. Mariana?"

Y mientras yo asentía con la cabeza - y la boca abierta - ellos me entregaron una tarjeta, una cajita de chocolates, entraron a mi casa, se instalaron en una esquinita del living al lado de la biblioteca (el único espacio libre de juguetes) y se alistaron para...si...para cantar.

Y cantaron. A capella. Una canción de amor. Para mí.

Yo no paraba de reirme. Me agarró un ataque de risa. Me senté en el sillón con marido e hijos y mientras disfrutaba de esas voces y la dulzura incomparable del canto sin instrumentos, se me escaparon una lágrimas. Después de casi nueve años, todavía éramos capaces de sorprendernos con enaromamismos (si, acabo de inventar una palabra!).

Los hombres escaparon a continuación de la serenata. Posaron rápidamente para la foto y huyeron a cantar en otras casa, me imagino.

Ahí volví, una vez más, a caer en la cuenta de que vivo en otro país, con otras costumbres y a donde se celebran otras tradiciones. Sabía que era el día de San Valentín porque estuve preparando las tarjetitas y golosinas para que los chicos llevaran a la escuela, pero no me detuve a pensar en regalar y menos recibir. Algunos años hemos celebrado, otros no. Ya ni me acuerdo. Pero este presente quedará en la memoria para siempre, seguro.


Posando con mi regalo de San Valentín!
Hasta parezco del grupo, por como estaba vestida!

lunes, 8 de febrero de 2010

Cuál fue el evento más traumático de tu vida?

Te hiciste alguna vez la pregunta?

Yo no, hasta ahora.

Hoy me la pregunté y me la respondí inmediatamente, no tuve mucha dificultad en encontrar ese evento de mi vida que me traumó. O al menos, el que yo creo que me traumó.

Pero para otras personas, ese momento está oculto, está escondido dentro y al no poder reconocerlo, ese evento sigue traumando, sigue doliendo, sigue enfermando.

Hay quienes creen que las todas las enfermedades se originan luego de un evento traumático. Entonces, si estas enfermo, o si te enfermas seguido, tal vez debas buscar en tu interior ese conflicto o buscar a alguien que te ayude a encontrarlo. Por ahi puede pasar la curación.

Yo considero que el cuerpo, la mente y el alma están intimamente relacionados y no pueden desentenderse. Si algo le pasa a la mente o al alma, el cuerpo lo sufre también.

Me pregunto si mi evento traumático se resolvió o de alguna manera lo canalicé porque enferma no estoy. Aunque a veces sufro de algunos temitas intestinales y digestivos. Me pregunto de donde vienen esos desequilibrios.

Y me pregunto sobre la enfermedad de muchas personas que conozco y de algunas personas que conocí. Cuáles habrán sido sus eventos traumáticos para enfermarse así?

Me encataría saber lo que pensas. Podés hacer comentarios anónimos!