Emigrar, un estado del que nunca se regresa

Mientras me preparo para volver de visita a casa, a mi querida Argentina, todas las emociones y los planteamientos que surgen de ser inmigrante se remueven automaticamente, aunque no quiera.

Que hago viviendo en Estados Unidos, desde hace casi 8 anios?
Que transformaciones sufri durante este tiempo?
Quien soy ahora?
Que idioma hablo?
Que me gusta hacer?
Como me visto?
Que me gusta comer?
Como me muestro ante mi familia y aquellos que me conocieron toda la vida?
Quienes son mis nuevos amigos?
Quien quiero ser?

Ser inmigrante significa mucho mas que mudarse de pais, va mas alla del cambio geografico. Ser inmigrante es nacer a una nueva identidad, es intentar insertarse en una cultura foranea cuando ya se tiene impregnado el sello de la cultura original.
Hay cientos de libros y canciones que hablan del que deja su tierra, del que esta lejos de casa, del que levanta sus raices y se va, del INMIGRANTE. Pero hasta que no se vive en carne propia, todo eso es inentendible. Esa palabra no significa nada para el que nunca emigro.

Irse del lugar donde uno se crio es redefinirse para poder sobrevivir en el lugar nuevo.
Y es desintegrar esa definicion cuando se vuelve al lugar de origen, para no sentirse sapo de otro pozo. Claro que al volver, uno nunca se reencuentra con el ser que fue en el pasado. Ese murio. Ahora uno es una mezcla de culturas, de indentidades y no se siente realmente ni de aca ni de alla. No se es de ningun lado (aunque al mismo tiempo, aunque suene contradictorio, se siente una cierta pertenencia en los dos sitios).

Emigrar es de ida solamente, no se regresa. Se puede volver a casa, pero nunca se llega al punto de partida. Nunca se vuelve a ser el mismo.