jueves, 21 de enero de 2010

El refugio del hogar

Back to life, back to reality.
Estoy de regreso en Vermont, estoy de vuelta en casa.

Llegué el viernes y dormí por horas y horas en la comodidad indescriptible de la cama propia. De nuevo al lugar común de la rutina, a la familiaridad de las actividades caseras, al refugio unico que ofrece el hogar. Casi no he salido estos días salvo para las idas y venidas mínimas tipo escuela y supermercado. Qué sensación linda la de estar en casa. Cambié muebles y plantas de lugar, ordené y limpié, renové los espacios, le di la bienvenida al 2010 en casa.

Y pensar que tantos millones de personas acaban de perder justamente eso que yo recuperé. El hogar. El terremoto de Haiti del 12 de enero dejó además de cientos de miles de muertos y heridos, millones de personas y familias enteras en la calle. No tengo idea -ni por aproximación- sobre el sentimiento de quedarse sin techo, de no tener refugio donde compartir la vida con tu familia y donde dormir cada noche, pero debe ser aterrador. No tener un rincón para escuchar música, leer un libro o mirar un album de fotos de tu infancia? Inimaginable. Los que contamos con esta riqueza deberíamos estar agradecidos y nunca quejarnos por nada.

Pero un terremoto también puede tener otras formas y barrer otros refugios.

El domingo uno de estos terremotos sacudió la vida de una amiga, pero de eso no puedo escribir todavia. Por ahora, solo puedo escribir sobre la vuelta a casa.

pd: No quiero echarle toda la culpa a la naturaleza por dejar sin hogar a la gente de Haiti. Ahi tambien hubo negligencia del gobierno local y manipulacion de la comunidad internacional, principalmente de Estados Unidos, quienes en vez de organizarse y prepararse para este tipo de desastres existen para jugar a la politiqueria y pelearse por unas migajas de poder barato.

2 comentarios:

Julie Lamaison dijo...

Marucha
Que linda sensacion trasmitis!
De confort y reencuentro, de gusto y alegria...de comodidad y paz.
Bienvenida a casa!
Te quiero mucho!
Tu hermanita

Clara dijo...

Bienvenida a casa Marian!