Las secadoras de ropa, tan lindas como son, en verano se apagan! O al menos, algunos tratamos de apagarlas para ahorrar energía y reducir la contaminación ambiental. Entonces, qué hacemos con nuestra ropita recien lavada? La colgamos al sol, como en los viejos tiempos.
Justamente, la legislatura de Vermont acaba de aprobar una ley que restringe la autoridad de las asociaciones de barrios privados de prohibir a los propietarios colgar la ropa al sol. En otras palabras: todo propietario tiene derecho a sacar los trapos al sol si se le antoja, por más que sus barrios privados digan lo contrario.
Me imagino lo que muchos estaran pensando. Que horror, colgar la ropa afuera, que verguenza! Pero para mi no deja de haber un misticismo asociado a todo lo que se hizo en el mundo por siglos.

Y asi, mientras las telas bailaban con el viento, y el olor del jabón y la humedad llenaban el aire, yo era feliz. Las horas de mi infancia se bañaban al sol, lentamente, al igual que la ropa limpia.
2 comentarios:
Lo mejor: el olorcito de la ropa recien lavada y secada al calor del Sol !!
Y el sentido del olfalto es el que mejor graba nuestras memorias!!!
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